El Barça firma otro ridículo histórico en Europa
El FC Barcelona probablemente se ha despedido de su última opción de levantar un título esta temporada tras firmar una catastrófica eliminación en la Europa League. El Eintracht de Frankfurt, un equipo que está a 30 puntos del liderato en la Bundesliga, ha conquistado el Camp Nou (2-3) impulsado por la sensación de estar jugando en casa gracias a los miles y miles de aficionados alemanas congregados en las gradas. La Xavineta vuelca a lo grande en otra noche para la galería de los horrores azulgrana en Europa. Un via crucis en pleno Jueves Santo.
Se sabía que habría invasión alemana en Barcelona, pero no que penetraría con tanta fuerza en el Camp Nou. Faltaba casi una hora para el inicio del partido y las gradas ya estaban pobladas por miles de camisetas blancas. Pitada al Barça cuando salió a calentar y aún más fuerte cuando los jugadores volvieron a vestuarios para la última arenga. Lo nunca visto en el coliseo azulgrana. Parecía el Deutsche Bank Park y esa sensación fue creciendo según iban cayendo los goles.
Tan en casa se sintieron los jugadores de Eintracht que redondearon una primera parte para enmarcar ante un Barça fantasmal que confirmaba su bajón de juego, que no de resultados. Hasta hoy. Tampoco ayudó la torpeza de Eric García nada más comenzar el partido. El central cometió un penalti innecesario agarrando por detrás a Lindstrom y Kostic no perdonó el lanzamiento. Euforia en las gradas, claro.
Un mazazo tan tempranero solo puede desembocar en dos efectos totalemente extremos: espabilar o hundir. Tocó lo segundo. Y de qué manera. El Barça se atragantó en todas las líneas: la defensa descabezada sin Piqué, el centro del campo obtuso y el ataque muy bien defendido por la zaga germana. Cada vez que recibía Dembélé, siempre había dos, y a veces tres, jugadores bloqueándole el camino.
Un tímido intento de Araujo fue la única ocasión del Barça en toda la primera parte ante un adversario lleno de «demonios», como los había bautizado Xavi por su manera de salir al contraataque. El guión previsto, sorpresas ninguna. Con un poco más de calidad en sus pases, el Eintracht podría haber realizado un destrozo histórico antes del descanso. Perdonó mucho, pero no lo hizo Santos Borré.
El exjugador de Atlético de Madrid y Villarreal se sacó un zambombazo desde fuera del área en el minuto 36 que pilló desprevenido a Ter Stegen. Pudo hacer algo más el alemán, pero la culpa era mucha y estaba bien repartida. No se salvaba ni un culé. Ni siquiera Pedri, Encima el canario se echó la mano al muslo izquierdo en cuanto el árbitro decretó el final de la primera parte. Ya no compareció en la segunda, reemplazado por Frenkie de Jong.
La reacción llega muy tarde
El caos del Barça era total y no solo en el césped. Los aficionados de la grada de animación, los más ruidosos y situados detrás de una de las porterías, se marcharon durante los diez primeros minutos de la primera parte en señal de protesta contra la directiva. Se perdieron una ocasión muy clara de Aubameyang, que le pegó al aire cuando Dembélé le había servido un pase de la muerte.
La noche era tan rara que al árbitro portugués Artur Dias se le estropeó el pinganillo y se quedó sin comunicación del VAR durante una posible mano del Eintracht en su área. En el contraataque de esa misma jugada, Lindstrom se quedó solo ante Ter Stegen y el alemán salvó el tercero. El lío podría haber sido tremebundo. El partido estuvo parado unos cuantos minutos que Xavi aprovechó para sacar a un desastroso Mingueza y Aubameyang para introducir a Dest y Adama. Sin ariete a por la remontada…
Y en el minuto 67 llegó la sentencia. El Eintracht solo necesitó un saque de banda para tejer la jugada ante una defensa completamente dormida. La pelota pasó por delante de todos y ninguno hizo ademán de ir a por ella. El noveno clasificado de la Bundesliga no se podía creer su suerte. El balón le llegó al más talentoso de todos, Kostic, que fusiló sin piedad con pierna izquierda para sellar su doblete y confirmar la debacle culé.
El Barça no tuvo fútbol, ni fe, ni orgullo, ni rabia. Nada de nada. Fue agonizando sin hacer ruido, de eso ya se encargaban los hinchas germanos en las gradas, imposible pedirle más a una noche que no olvidarán mientras vivan. Ni siquiera le acompañó la suerte. Busquets marcó en una jugada embarullada y lo anuló el VAR cuando el Eintracht ya iba sacar de centro. El capitán se desquitó con un golazo desde fuera del área en el tiempo de descuento, fijado en nueve minutos. Llegó el ansiado arreón, pero llegó tarde.
Con Ronald Araujo y Luuk de Jong como arietes a la desesperada, el uruguayo tuvo dos ocasiones para acortar aun más la desventaja y en el minuto 99 llegó un penalti cometido sobre el holandés. Lo convirtió Memphis, pero el árbitro pitó el final a continuación y se confirmó la segunda eliminación europea de la temporada para el Barcelona. Se fue de la Champions en la fase de grupos y se despide en cuartos de la Europa League tras ser incapaz de ganar en casa a Nápoles, Galatasaray y su nuevo verdugo alemán.